lunes, 16 de junio de 2008

Aun hay esperanza para el Oso Pardo.

EFE.



Nuevos nacimientos en España.
Aun hay esperanza para el Oso Pardo.


La reciente noticia de nuevos nacimientos en la cordillera Cantábrica llenan de esperanza a los biólogos y naturalistas.


Se han localizado dos oseznos de 15 meses, de unos 50 Kg. cada uno, de los que aun se desconoce su sexo. Estos nacimientos afianzan la tendencia observada desde hace unos años a incrementar el número de crías en esta región, el año pasado se contabilizaron 33 oseznos, mientras que en 1996 sólo se pudieron contabilizar 6. Esto en gran medida es debido a la duplicación del número de hembras reproductoras, alcanzando éstas censos de 18 ejemplares en 2006.


Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo, describe los hechos como un avance importante en el reafianzamiento de esta especie, muy dañada por el abuso del hombre de estas zonas privilegiadas del norte de la península. "Va todo mejor", responde ante la pregunta de cómo se encuentra actualmente la situación del oso pardo en la Cordillera Cantábrica.



Actualmente se estima que se pueden superar los 130 ejemplares de Oso Pardo ( Ursus arctos). Pero cabe resaltar que el Oso Pardo se distribuye en dos zonas oseras separadas, la zona occidental (Asturias, León y Lugo) y la más la oriental (Asturias, León, Cantabria y Palencia), con aproximadamente 105 y 25 individuos cada una respectivamente. Estas zonas están aisladas actualmente por carreteras y autopistas, y es en este punto donde se quiere llevar a cabo la construcción de una macro estación de esquí, el conocido como Proyecto Estación de San Glorio, recientemente desestimado por su posible acción sobre el cambio climático, que, como no, tendría una gran repercusión sobre la población de Oso Pardo, que vería aun más aisladas sus ejemplares orientales y occidentales, lo cuál mermaría su variabilidad genética, y por lo tanto su eficacia biológica.
Los nuevos proyectos de la región, como el soterramiento de las líneas de alta velocidad, que se desarrollan dentro de los límites del Parque Natural, cuentan con la supervisión de la Comisión Europea, la cuál subvenciona parte de este desarrollo sostenible con los fondos LIFE, y así favorece que no se exploten de manera irreversible los recursos de la zona, protegiendo a su vez al dañado Oso Pardo.